La coctelería de al lado
Un hábil truco para recordar que está justo al lado de La Tasquita de Enfrente. Tengo que mirar cómo se llama realmente – Santa María – porque me he quedado con la cuestión de la proximidad. Dani dice tener veinticuatro años, incluye todos los clásicos y su propia colección de autor. Sabe que adoramos los martinis de Fernando del Diego y cuando pedimos uno lo hace como si lo hicieran allí. Eso es un barman. Le digo que me gustan los gintonics de Brockman’s y me sugiere probar NºO. Y acierta. Inicié el recorrido de la autoría llamado «Secreto». Me quedan siete más.
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18 julio 2011 a 19:47
Y, además, es competitiva en precios (mucho) frente a mucho sitio pretencioso y que no vale un duro como se cruza uno en el barrio.
Si un día te apetece cambiar (yo también soy muy de GT, no creas que no entiendo que es duro cambiar), dale una oportunidad al piscosauer y al ruso blanco, lo preparan de maravilla 🙂
18 julio 2011 a 22:45
En realidad, yo he vuelto al gin tonic. Soy de martini, agua de valencia, pisco sour, gimlet y todas las curiosidades que hay. Me gustan los que llevan Pims, amaros y vermús, granadinas… El pisco sour como se hacía en el Inca que fue – no el de ahora, el fundador pasó a mejor vida – era brutal. La pléyade de los que trabajaron allí lo dejan en buen lugar en sus locales actuales. Sobre locales elegantes y pretenciosos, uno anda escaldado. Cerca hay uno cutre pero que hacen las copas de maravilla. Y está Fernando del Diego que siempre es elegante. A mí es que me gustan las novelas de Scott Fitzgerald y todo lo de Oscar Wilde.
9 septiembre 2011 a 7:19
[…] final del verano. Reabren las puertas del Santa María. De lejos, veo a Versvs y a Bianca. Descendemos, pero no veo a Dani. El nuevo barman me resulta […]