En
La Turba tienen una carta breve de coctelería bien elaborada, fuera de lo usual. Le digo
a su dueño que no es frecuente en Madrid tener copas servidas apropiadamente, con su vidrio adecuado, con una combinación de licores, hielos y aditamentos que hagan de la bebida un acto paladeable y una motivación precisa para visitar el local. O para degustar además de conversar y flirtear. Cuatro cosas de tequila José Cuervo mediante. El mío tiene, si no recuerdo mal, fruta de la pasión, era naranja y tenía un fragmento finísimo de su piel inundándome la nariz. Si hubo un momento en que
nuestras mentes estuvieron turbadas, ahora tendría que encontrar el verbo que manifestara el proceso de deconstrucción de la turbación.
Final Feliz.