La conversación discurre siempre e inevitablemente a cómo se consigue ese punto cuasilíquido de la masa de las croquetas. El consenso se consigue en que la masa está o estaba congelada, tremendamente fría, y resiste el apelmazamiento propio de la receta. El segundo tema de conversación es la memoria del propietario: sobrecoge ver cómo recuerda para quién es qué y la suma de lo que se debe. Pero en este retorno, una libreta ordenada ha sustituido a la frase al vuelo: o no había milagro y las cuentas se han envuelto endebles, o la edad no perdona. El tercer tema son las empanadillas: resultan ser exactamente iguales que las que se hacían en mi casa, en tu casa, en las casas de todos los que vinieron al mundo antes del año setenta.