Estación emergente
La vida urbanita no distingue el cambio de color del campo. Fue súbito: en el horizonte apareció una mancha amarilla entre los árboles y, al poco, la gama de ocres aumentó. Lluvia fina en una mañana de octubre. Agotados de las autopistas atestadas de tráfico, paradas y vacacionistas, nos adentramos en Soria como último recurso y allí estaba. El otoño nos encuentra en
San Esteban de Gormaz.
Etiquetas: otoño, San Esteban de Gormaz, soria
Este artículo fue publicado el sábado, 9 octubre 2010 a las 15:37 y archivado en Mirando. Puede seguir los comentarios de esta entrada a través del RSS 2.0.
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